Amigas y amigos en el Señor:
Asistimos en Chile a tiempos de gran agitación e inestabilidad; son tiempos de cambios profundos, que en muchas personas han podido generar sentimientos de angustia y de temor. Por otra parte, hay innumerables signos de esperanza: las ansias profundas de poner fin a una serie de abusos y a esa persistente inequidad que se ha vuelto intolerable, así como el anhelo auténtico por construir una sociedad más justa, fraterna y solidaria.
La Iglesia de Jesucristo no es ajena a todo esto; muy por el contrario, estamos convencidos que, fruto de nuestra fe, tenemos mucho que aportar en la construcción de un país fundado sobre los valores del Evangelio: sobre la justicia que engendra la paz y sobre el amor que engendra la solidaridad.
Este mes de Diciembre coincide con el Tiempo de Adviento; ese tiempo que nos regala la liturgia para disponernos de mejor manera al nacimiento del Niño Dios. Un Dios que ha querido conocer nuestro barro y ensuciarse los pies hollando nuestra tierra... Un Dios que acompaña nuestras luchas por hacer de nuestro mundo un lugar más humano y, por eso mismo, más divino.
Pidamos a la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, que nos sostenga en nuestra debilidad y nos fortalezca en nuestra esperanza.
P. Jorge Ramírez Benavides, S.J.
Director Nacional